domingo, agosto 30, 2009

Entre el espacio público y el Mercado

Si creemos en la idea de la energía y sobre todo en las buenas vibras, tenemos que admitir que las casas, los hogares de miles de familia, en chile durante los últimos 5 años, han dejado de percibir la energía, alegría, recuerdos, molestias y anécdotas que deja la celebración de un cumpleaños de algún hijo o hija, nieto o nieta, en el propio hogar.

Efectivamente quedaba torta, que se guardaba en el refrigerador y que servía para el desayuno de la mañana siguiente; restos de los completos que se preparaban, casi siempre con exceso de calculo del hambre que reinaría para la ocasión. (Recuerdo un cumpleaños de un hijo para el que calculé que las supuestas 40 personas que iban a estar, comerían cada uno 2 completos. Compré entonces 80 vienesas y 80 panes “para completos”, el respectivo tomate (que corté en cuadritos una hora antes), la palta, mayo y mostaza, además del ketchup. Pero no fueron 40, fuimos 30. De los 20, 10 no quisieron comer y de los 20 restantes, sólo 10 se repitieron. Recuerdo que un hermano, fue el único que se comió 3. El resultado, me quede con 49 completos por hacer); quedaban las challas (o chayas?), los cojines desordenados, algún macetero botado y el pasto marcado por pasos de cuanto niños corría y saltaba.


Pero hace un tiempo, y no nos dimos cuenta, eso empezó a cambiar. Hoy los cumpleaños, de los niños de más de 4 años, empiezan a celebrarse fuera de la casa. Sucede por comodidad, economía y espacio, por diversas razones, que comparto y ocupo. Pero la perdida de la gracia del rastro, la marca de los pasos, del cansancio gratificante de la fiesta y del cuchareo de torta en el refrigerador en la mañana siguiente, fue el costo de todo y hay que reconocerlo. Bien vale, del mismo modo que se hacen esfuerzos por recuperar el espacio público, a veces, hacer también, cada uno de nosotros, esfuerzos para recuperar el espacio familiar y privado que el mercado nos ha quitado.

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