Después de esta ley, con certeza vendrán otros Estatutos Pymes que también serán un aporte al marco regulador para las empresas de esta envergadura. Es decir, cuando pensemos en modificaciones o en nuevos regímenes que regulen la actividad empresarial, siempre deberemos examinar y analizar los aspectos que la normativa impone a los emprendimientos de menor tamaño o las barreras que a ellos les genera. Además, con justa y razonable motivación, los agentes empresariales solicitarán que estos puntos sean incorporados al momento de legislar.
Sin perjuicio que el 87% de las empresas que entran anualmente en falencia en nuestro sistema son de menor tamaño, existe la tesis o la sencilla sospecha que la cantidad de quiebras efectivamente declaradas son sustancialmente menores a las que, en los hechos, simplemente “bajan la cortina”. Situación que se produciría debido a la inexistencia de mecanismos de reorganización o cierre, simples y accesibles.
Esta realidad, precisamente da cuenta de una visión limitada que hasta hoy tiende a creer que el escenario del emprendimiento empresarial sólo se refiere a la gran empresa. Es por esto que se necesita un sistema concursal ágil, accesible y especializado, porque son esencialmente las empresas emergentes y de menor tamaño, las que ante la insolvencia advierten distintos desincentivos en su uso, tales como:
1.- Una Fuerte vinculación normativa entre la falencia o quiebra con un reproche o amenaza penal;
2.- Predomino de procesos de liquidación y no de reorganización;
3.- Justicia sin especialización ni capacitación en la materia, y
4.- Existencia de mecanismos engorrosos para el reingreso al mercado por parte del fallido.
La propuesta que se estudia, anunciada hace algunos días por el Ministro de Hacienda Andrés Velasco, para introducir reformas de fondo en la ley de quiebras, ciertamente se hará cargo de estos desincentivos y, por cierto, la realidad de las empresas de menor tamaño.
Sin perjuicio que el 87% de las empresas que entran anualmente en falencia en nuestro sistema son de menor tamaño, existe la tesis o la sencilla sospecha que la cantidad de quiebras efectivamente declaradas son sustancialmente menores a las que, en los hechos, simplemente “bajan la cortina”. Situación que se produciría debido a la inexistencia de mecanismos de reorganización o cierre, simples y accesibles.
Esta realidad, precisamente da cuenta de una visión limitada que hasta hoy tiende a creer que el escenario del emprendimiento empresarial sólo se refiere a la gran empresa. Es por esto que se necesita un sistema concursal ágil, accesible y especializado, porque son esencialmente las empresas emergentes y de menor tamaño, las que ante la insolvencia advierten distintos desincentivos en su uso, tales como:
1.- Una Fuerte vinculación normativa entre la falencia o quiebra con un reproche o amenaza penal;
2.- Predomino de procesos de liquidación y no de reorganización;
3.- Justicia sin especialización ni capacitación en la materia, y
4.- Existencia de mecanismos engorrosos para el reingreso al mercado por parte del fallido.
La propuesta que se estudia, anunciada hace algunos días por el Ministro de Hacienda Andrés Velasco, para introducir reformas de fondo en la ley de quiebras, ciertamente se hará cargo de estos desincentivos y, por cierto, la realidad de las empresas de menor tamaño.
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